Hay equipos que duran años, décadas e incluso toda su vida y nunca pueden ser campeones en su división. A pesar de ello, siguen siendo un orgullo para sus aficionados.
Imagina que en tu ciudad haya equipos de todos los deportes que la representen en torneos nacionales e internacionales, pero que nunca ganen nada. Ahora mezclalo con la inocencia y sinceridad de un niño y tienes una cruda verdad que debería darle vergüenza a los directivos y jugadores.