El desastre de México en Honduras no pasa solo por la derrota y la descalabrada que se llevó Javier Aguirre. Quedó en evidencia que esta es una generación de futbolistas fallida.
En Honduras no solo se rompió la cabeza de Javier Aguirre, también se desangraron las ilusiones y a paciencia del aficionado mexicano que busca ver a su Selección brillando, ganando y dando muestras de la grandeza que alguna vez tuvo.
¿A quién culpar? Aguirre y sus decisiones, una generación fallida de jugadores, los malos manejos de la liga mexicana. Todas son opciones válidas.